La migración es beneficiosa para todos si se gestiona correctamente

21 Sep 2016

La migración es beneficiosa para todos si se gestiona correctamente

Septiembre de 2016 | Sra. Shamshad Akhtar, Secretaria General Adjunta y Secretaria Ejecutiva Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (CESPAP)

En 2015, más de 98 millones de personas de Asia y el Pacífico vivían fuera de sus países de nacimiento, lo que representa el 40% del total de migrantes del mundo. En la región, los migrantes desempeñan un papel diverso, dinámico y productivo dado que contribuyen a los países de acogida y de origen, añaden valor a los sectores productivos y al bienestar de los hogares y fortalecen la balanza de pagos.  

Los migrantes colman las lagunas existentes en el mercado laboral y en la disponibilidad de conocimientos, de forma que refuerzan la competitividad y el crecimiento. La migración es beneficiosa para los países que se enfrentan a una reducción de la población en edad de trabajar y también podría contribuir a solventar los problemas que plantea el aumento de la población joven en algunos países de la región. El primer grupo de países son generadores de demanda, mientras que los segundos podrían constituir centros dinámicos que ofrecen mano de obra, siempre que se promuevan adecuadamente sus aptitudes.

En resumen, la migración es beneficiosa para todos si se gestiona correctamente. Sin embargo, la percepción de la migración es, en gran medida, negativa, debido al temor a que se distribuyan los costos y beneficios de forma desigual, es decir, a que los migrantes "quiten" puestos de trabajo o generen contención salarial. Sin embargo, la evidencia muestra una imagen más matizada. La migración puede propiciar un aumento de la tasa de crecimiento del PIB en los países de destino, el incremento de los salarios de los migrantes, y la expansión de los beneficios indirectos de las remesas para los países de origen. El informe sobre las migraciones en Asia y el Pacífico de 2015, elaborado por la CESPAP, confirma que los migrantes han contribuido hasta un 6% del PIB en Tailandia, lo que representa entre 6.000 y 24.000 millones de dólares de los Estados Unidos en 2014. En Malasia, un aumento por término medio de 10 trabajadores migratorios va asociado al empleo adicional de 4 malasios. En Singapur, los migrantes han contrarrestado la reducción de la población en edad de trabajar y han fortalecido las finanzas públicas, ya que han contribuido hasta un 25% del impuesto sobre la renta.

Los obstáculos no detienen a los migrantes, sino que cambian su forma de emigrar: los empujan hacia el empleo irregular e informal, los hacen vulnerables frente a la explotación y los abusos, y atrapan a los trabajadores nacionales en una competencia desenfrenada en términos de salarios, condiciones laborales y protección social.

Esto tiene que cambiar. Así como reconocemos los beneficios que nos reporta una mayor libertad de circulación de bienes y de capital, también debemos reconocer los beneficios que se derivan para todos, migrantes y no migrantes, de una mayor libertad de circulación de personas.

Sin embargo, estos resultados positivos no son inmediatos. En la era del desarrollo sostenible, los efectos de la migración en el desarrollo deben aprovecharse de manera sistemática mediante políticas de cooperación regional, en las que los países de origen y los países receptores colaboren para garantizar la dignidad de los migrantes, eliminar los obstáculos a la movilidad, mejorar las bases de conocimientos y reducir los costos de las transacciones de remesas.

La buena noticia es que el cambio está a punto de llegar. En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible los Estados Miembros de las Naciones Unidas se han comprometido a que la migración sea "ordenada, segura, regular y responsable". Esto no significa que de repente se abran las fronteras para todos, independientemente de la soberanía o la seguridad, sino que representa un compromiso de aprovechar la migración y la movilidad como una parte normal y beneficiosa de la economía mundial del siglo XXI.

Muchos países de Asia y el Pacífico ya están mostrando el camino. La creación de la Comunidad Económica de la ASEAN está liberalizando la circulación de proveedores de servicios especializados, un proceso que espero se siga ampliando a otras categorías de trabajadores. La Unión Económica de Eurasia también ha adoptado medidas positivas para velar por que los migrantes puedan desplazarse libremente y con seguridad, además de competir en pie de igualdad en todos los países de la región.

Sin embargo, junto con esta labor normativa también debemos cambiar el discurso actual de la migración. Debemos rebatir las percepciones negativas erróneas para promover los derechos de los migrantes y crear el espacio político necesario para tomar medidas con el fin de mejorar su protección y productividad. La migración no es un problema que deba resolverse y los migrantes no son el enemigo. Si los tratamos como tal, solo conseguiremos quedarnos atrás y traicionar nuestros propios valores.

Por lo tanto, debemos avanzar juntos para elaborar un pacto mundial sobre migración que nos ayude a cumplir la Agenda 2030, con el fin de hacer realidad nuestras promesas y garantizar la protección de todos, migrantes y no migrantes por igual, y quizá lo más importante, reconocer el valor social y económico y la riqueza de la migración y los migrantes.